jueves, 26 de marzo de 2009

'Estamos criando vagos'...
Por Cesar Mella.

Hay que llamarlos varias veces en la mañana para llevarlos a la escuela.
Se levantan irritados pues se acuestan muy tarde hablando por teléfono
o conectados a la Internet.

No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos ponen un dedo en
nada que tenga que ver con 'arreglar algo en el hogar'.

Idolatran a sus amigos y viven poniéndoles 'defectos' a sus padres a
los cuales acusan a diario de que 'están pasaos'.

No hay quien les hable de ideologías, de moral y de buenas costumbres,
pues consideran que ya lo saben todo.

Hay que darles su 'semanal' o mesada de la que se quejan a diario
porque 'eso no me alcanza'.

Si son universitarios siempre inventan unos paseos de fin de semana
que lo menos que uno sospecha es que regresarán con un embarazo o
habiendo fumado un pito de marihuana.

Definitivamente estamos rendidos y la tasa de retorno se aleja cada
vez más, pues aún el di­a en que consiguen un trabajo hay que seguir
manteniéndoles.

Me refiero a un segmento cada vez mayor de los chicos de capas medias
urbanas que bien pudieran estar entre los 14 y los 24 años y que para
aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos constituyen un
verdadero dolor de cabeza.

> ¿En que estamos fallando?

Para los nacidos en los cuarenta y cincuenta el orgullo reiterado es
que se levantaban de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; que
tení­an que limpiar la casa; que lustraban sus zapatos; algunos fueron
limpiabotas y repartidores de diarios; otros llevábamos al taller de
costura la ropa que elaboraba nuestra madre o tení­amos un pequeño
salario en la Iglesia en donde ayudábamos a oficiar la Misa cada
madrugada.

Lo que le pasó a nuestra generacion es que elaboramos un discurso que
no dió resultado: '¡Yo no quiero que mi hijo pase los trabajos que yo
pasé!'.

Nunca conocieron la escasez, se criaron desperdiciando, a los 10 años
ya habí­an ido a Disney World dos veces cuando nosotros a los 20 no
sabí­amos lo que era tener un pasaporte. El 'dáme' y el 'cómprame'
siempre fué generosamente complacido y ellos se convirtieron en
habitantes de una pensión con todo incluido que luego querí­amos que
fuera un hogar.

Al final se marchan al exterior a la conquista de una pareja y vuelven
al hogar divorciados o porque la cosa 'se les aprieta' en su nueva
vida.

Los que tienen hijos pequeños pónganlos los domingos a lavar los
carros y a limpiar sus zapatos. Un pago simbólico por eso puede
generar una relación en sus mentes entre trabajo y bienestar.

Las hembritas deben desde temprano aprender a lavar, planchar, cocinar
para que entiendan la economí­a doméstica en tiempos que podrí­an ser
mas difí­ciles.

La musica metálica, los conciertos, la tele, la moda y toda la
electrónica de la comunicación han creado un marco de
referencia muy diferente al que nos tocó.

Estamos compelidos a revisar por los resultados si fuimos muy
permisivos o si sencillamente hemos trabajado tanto
que el cuido de nuestros hijos queda en manos de las domésticas y en
un medio ambiente cada vez mas
deformante.

Ojala que este mensaje llegue a los que tienen 'muchachos chiquitos'
pues ya los abuelos pagaron la transición...


Cesar Mella
Psiquiatra