domingo, 20 de junio de 2010

PODER SEXUAL. Quisiéramos darle las gracias a nuestro amigo: Wilfredo Mora, por este artículo de colaboración donde se analiza con mucha profundidad los trabajos realizados por el Psicólogo MICHEL FOUCAULT, donde se hace un análisis con profundidad y objetividad, de verdad les invito a que lo disfruten.
¿Qué es el poder? Michel Foucault escribió: «La palabra poder amenaza introducir ciertos malentendidos». Malentendidos acerca de su identidad, acerca de su forma, de su unidad. «Por ‘Poder’ no quiero decir «el poder» como conjunto de instituciones y aparatos que garantizan la sujeción de los ciudadanos en un Estado determinado. Tampoco indico un modo de sujeción, que por oposición a la violencia, tendría la forma de la regla. Finalmente, no entiendo por poder un sistema general de dominación ejercida por un elemento o un grupo sobre otro, y cuyos efectos, merced a sucesivas derivaciones, atravesarían el cuerpo social entero. El análisis en términos de poder no debe postular como datos iníciales, la soberanía del Estado, la forma de las leyes o la unidad global de una dominación; estos son las formas terminales. Me parece que por poder hay que comprender primero, la multiplicidad de las relaciones de fuerzas inmanentes y propias del dominio en que se ejercen y son constitutivas de su organización.
2. Genealogía del Poder


Lo más probable del cálculo y del análisis de los complejos específicos del poder-saber, las estrategias del poder y las prácticas discursivas (discursos) es el carácter de la interrelación, las cuales determinan unas y otras en el hombre, los métodos de conocimientos en diversos períodos históricos.
El examen detallado de los aspectos básicos del problema del poder planteados por Foucault no es el mejor objeto de estudio para los psicólogos. Su focalización debe, pues, intentar caracterizar la imagen del hombre, su relación con el poder, el establecimiento de los institutos discursivos en los principios de los nuevos tiempos.
Es así como se muestra que a lo largo del siglo XVII surge una nueva imagen del hombre, su identificación socio-psicológica, necesaria en la consolidación de la cultura. Resultado final de la genealogía del poder: obtención de conocimiento sobre aquellas prácticas corporales, imprescindibles para comprender como se ha formado el poder y sus formas racionales de dominación y obediencia.
El interés científico prestado por Foucault gira hacia el análisis del tipo material de las estrategias políticas europeas, germinando en los límites históricos de la denominada anatomía política del cuerpo, donde él observa la historia de las prácticas del castigo y sus formas en la dimensión de los períodos, incluido nuestro tiempo. ¿Qué es la genealogía del poder si ésta se propone abrir el problema poder en la forma de su tecnología? No es una teoría del poder, sino una concepción tecnológica del poder; es decir, el poder funciona no a través de institutos particulares de dominación, sino gracias a un sistema de coacción en la sociedad burguesa.
El momento principal de su segundo período de creación científica consiste en el estudio de la correlación entre el poder y el saber. Estos tipos de correlaciones (poder-saber) son diferentes en la historia. Consiste en que el saber de cada época histórica concreta determina tal o cual «mecanismo social» o «tecnología social».
Los trabajos «Vigilar y castigar: el nacimiento de la prisión y la «Historia de la sexualidad. La voluntad del saber. T. 1» (1976) constituyen los libros principales de este período. En esta etapa de la obra foucaultiana se estudian los mecanismos del poder, actuando merced a la vigilancia y el castigo, y esto ayuda a entender unos de los principales sucesos en la historia de los sistemas penitenciarios europeos: precisamente la transformación universal de la cárcel como medio fundamental de castigo y de poder. El castigo en la sociedad ha derivado no del crimen, sino de un entero complejo de condiciones históricas del surgimiento de institutos sociales en la cultura burguesa de Occidente.
Estudiando diferentes tipos de castigos él determina tres modalidades básicas del poder, las cuales en parte cambiaron, en parte se bautizaron con otros nombres en la cultura burguesa. En el período de la edad media el método fundamental de castigo fue la ejecución pública administrándose por largas horas y hasta por un día completo, como si se tratara de un espectáculo teatral blando, realizándose en el cuerpo del criminal. Tal como lo fue el suplicio.
En el siglo de la Ilustración una nueva disposición del poder trata el castigo en correlación con la concepción del contrato social que el delincuente destruye, por lo que éste se establece como un enemigo de toda la sociedad. El castigo puede no ser claro, pero debe ser absolutamente conocido.
Finalmente, la «dominante penitenciaria» en la moderna sociedad de nuestro tiempo (ella comenzó a principio de los siglos XVIII y XIX) lo constituyó la práctica disciplinaria del cuerpo y del alma, con sus manipulaciones y con sus amaestramientos. El principal principio de esta época es la «omnivigilancia» reflejando toda la estructura social, que encontró su personificación preponderante en la institución de la prisión como el tipo más general del castigo. Así, en el curso del siglo clásico (s. XVII y XVIII) se formaron las disciplinas del hombre.
La imagen del hombre, pues, nació de los trabajos médicos y psiquiátricos, filosóficos, de los discípulos del método de Descartes (la teoría de l‘homme machine de La-Mettrie), y además en los cuarteles, en los hospitales, en las escuelas, hogares de niños, etc.., donde se fraguaron los medios y los instrumentos prácticos del control social y las disciplinas del cuerpo.
La generalización del principio de la «omnivigilancia» demuestra extraordinariamente que el poder concebido por Foucault, en su expresión moderna, no constituye una propiedad del privilegio de personas en particular, sino que conforma el gran principio de la disciplina.
La vida vigilada (en el soldado, en los niños, en los criminales) ha formado el sistema de la vigilancia, la cual regula el cuerpo y el alma, el tiempo y las actividades de todos los individuos.
Un último fin de los tantos buscados por Michel Foucault lo es la demostración de que la estrategia histórica social de la normalización que confirma las normas y las prohibiciones que despejan, en última instancia, justamente en la dirección del funcionamiento de la conciencia del individuo.



3. Las prácticas sexuales

Esta segunda fase está constituida por la relación con el cuerpo. Esta cuestión que coloca Michel Foucault en el contexto de la normalización social es llevada a efecto en la esfera sexual, con ayuda del instrumento del poder.
El concepto de sexualidad surgió demasiado tarde, en el siglo XX. En una primera aproximación, por sexualidad se comprende, sea el desarrollo de cualquier saber, sea los mecanismos biológicos, sea la variante individual o social de la conducta; en segundo lugar, la sexualidad es considerada como proceso de orden y de norma, los cuales se apoyan en institutos religiosos, judiciales y médicos; y en tercer lugar, la forma según las cuales el individuo estuvo necesitado de buscar sentido y significado a su conducta, saber, obligaciones, sensaciones, sentimientos y sueños.
En este caso, la cuestión trata de mostrar cómo en la sociedad moderna occidental fue acumulada la experiencia en la que el individuo pudo tomar conciencia de sí mismo como sujeto sexual. Este proyecto de la historia, en la que «experiencia se comprende como la correlación entre la cultura y región, conocimiento, tipos de normalización y formas de subjetividad» pertenece a Foucault. Hablando sobre la sexualidad fundamentalmente como esta unidad de la experiencia histórica citada más arriba, proponemos: la formación de un saber sobre el objeto sexual, un sistema de poder, que regulen su práctica y su forma, según como los individuos pueden y deben a sí mismo reconocerse como sujetos de la sexualidad.
Los primeros dos de estos puntos analizan la práctica disciplinaria, permitiendo crear estos conocimientos, pero también, en el análisis de las relaciones de poder y sus tecnologías. El tercer punto muestra los deseos del sujeto. ¿Por qué la experiencia de la sexualidad se comprende como una figura histórica? ¿Por qué en este período?
Este análisis de la formación de la experiencia sexual empieza a partir del momento en que el hombre se descubrió como sujeto de placer, en el siglo XVIII. Pertenece a Michel Foucault, pues, intentar descubrir las causas de estas prácticas en la que el individuo estuvo forzado a descubrirse a sí mismo, a reconocerse, a unirse en el deseo de la verdad de su ser.
Si estudiamos esta cuestión inmediatamente después de Foucault, entonces, al proponer un análisis ni de conducta ni de ideas, sino de poder problematizar en la que el sujeto pueda descubrirse a sí mismo, en medio de estas prácticas de las problematizaciones. Con ello, nuestro autor que se ha referido también a la locura, a la enfermedad, que empezaban con prácticas médicas y sociales en el marco de la normalización de la vida.

La problematización de la vida alcanza las esferas del lenguaje y de las prácticas discursivas, de la prisión y de los castigos. Por tanto, la sexualidad siempre está en estrecha relación con el mismo sistema de poder; pues, un sistema de poder también es un sistema de sexualidad.
Michel Foucault distingue algunos momentos relacionado con la problematización de la sexualidad.

1. Período de la sexualidad del niño.
2. Interiorización del cuerpo de la mujer.
3. Socialización de las conductas reproductivas.
4. Psiquiatría del gozo depravado.

Estos cuatro puntos sirven para comprender la sexualidad, su forma, sus estrategias y, también, su conocimiento particular del poder. El hecho es que el poder y el saber se articulan uno en el otro en el discurso; es algo real (aquí el discurso se comprende como instrumento y efecto del poder) porque el poder necesitó determinado saber sobre el sexo.
Michel Foucault se centró en el cómo toda la relación histórica entre el discurso y el poder, ayudaron a no considerarlo como una cosa negativa, limitada sólo a prohibiciones y leyes.
Finalmente, el poder se normaliza a través de la sexualidad. Podemos decir que esta sexualidad en relación con el poder representa una figura histórica condicionada. El cuerpo comprende un género de esta función, sin poseer precisamente ninguna estructura o necesidad fija. El cuerpo lucha mucho en su singular función de existir en el tiempo social de todos los minutos locales de la vida social.
La sociedad –ha escrito Foucault–, se interesó ante todo, en constituir el cuerpo social, pero realizar esta tarea será por intermedio de la clasificación sexual de cada cuerpo individual.