¿Es posible si hay déficit intelectual?
Enfocar, encausar, orientar la sexualidad de los hijos
Existen diversos modos de vivir o manifestar la sexualidad, de acuerdo a la etapa o circunstancias, en la que una persona se encuentre. Sabemos que la vida sexual no se limita a lo genital y reproductivo. Los mimos, el modo de seducir al otro, la manera de hablarle, componen la vida sexual de una persona y su pareja. Cuando las capacidades intelectuales están disminuidas y el nivel de comprensión no acompaña el desarrollo biológico, ¿se puede enseñar, explicar, orientar la vida sexual de esa persona?
La realidad es que de acuerdo a cómo vivamos nuestra propia sexualidad, comprenderemos mejor la del otro. En general intentamos comprender las expresiones de sexualidad de las personas con déficit intelectual de acuerdo a nuestra mirada, con una “mirada e intención adulta” que nos lleva muchas veces a equivocarnos.
Mientras es común que le brindemos educación sexual a adolescentes de escuela secundaria común con la intensión de capacitarlos para una sexualidad responsable, no ocurre lo mismo en el caso de adolescentes con alguna discapacidad permanente, pensando equivocadamente que por su situación debe renunciar a su sexualidad. Algunas familias por temor a enfrentar el tabú de la sexualidad, prefieren pensar que se trata de niños eternos y que no tienen ni van a tener inquietudes sexuales.
Por el contrario, hay que acordar que “existe” y darle su debido valor.
Padres y madres se preguntan acerca de la sexualidad de sus hijos. Una de las preguntas más frecuentes es: ¿se la puede enfocar?
Al referirse al tema de enfocar, algunos hacen referencia específicamente a si hay que “iniciarlos en la vida sexual genital”.
En un varón, la pregunta frecuente es: ¿Buscamos a una mujer para que se inicie en el sexo?
Respuesta que encuentra solución en el seno de la misma familia, ya que tendrá que ver con los valores y costumbres familiares. En épocas anteriores era muy común que un tío o el mismo padre llevaran a su hijo varón a ser iniciado sexualmente en un burdel. La práctica va quedando en desuso, ya que en la actualidad muchos adolescentes inician su actividad sexual sin la intervención de los adultos. Aunque en algunos casos siguen la costumbre de la vieja usanza, y en el caso de adolescentes con sus facultades intelectuales disminuidas los padres varones suelen cuestionarse si deben o no iniciarlo en su vida activa sexual.
Lo cierto es que todo va a depender de cada caso en particular, de los conocimientos de cada uno, ya que iniciar sexualmente a una persona que no está preparada emocionalmente está ligado a la situación de abuso. Por lo que no es conveniente en el caso de déficit profundo y moderado.
En el caso de las mujeres, esto es impensado. No hay preguntas referidas a la iniciación sexual.
Otro tema frecuente es la masturbación:
- Se masturba, varias veces al día, especialmente cuando esta viendo TV.
Esto sí se escucha de los padres de las mujeres, pero es vivido con vergüenza, con temor.
Además, tanto en varones como en mujeres la mirada del otro despierta inquietud:
- Es lindo, y cuando una chica lo mira, se emociona.
Muchos padres piensan que lo mejor para sus hijas mujeres con discapacidad mental sería que le ligasen las trompas para evitar un posible embarazo.
Adolescentes de nivel madurativo profundo suelen jugar con los objetos y masturbarse con ellos, pudiéndose observar eyaculaciones en colchonetas en las clases de Psicomotricidad para dar un ejemplo; una conducta que responde más a una necesidad fisiológica que emocional. Es una conducta que responde más a una necesidad fisiológica que afectiva. Diferente es el caso de las personas con nivel intelectual medio.
La docente Isabel Bruch, educadora en sexualidad y género, refiere en uno de sus trabajos de investigación que “L” (autista de alto funcionamiento, de 19 años, con un lenguaje erudito, petulante, que muestra interés por temas relacionados con biología) expresó que él no tendría relaciones sexuales, ni le daría besos en la boca a su novia, porque “se pasan los microbios y se contagian las enfermedades”. No obstante, le gustaría tener una novia para charlar de los temas que le interesan a él.
En la película “Raiman”, se puede observar una escena que transcurre dentro de un ascensor y en la que la novia del hermano del protagonista, personificado por Dustin Hofman, besa a Raiman y le pregunta qué le pareció, si le gustó La respuesta fue: “húmedo”. Tienen otro modo de expresar las sensaciones, las emociones.
Debemos tener en cuenta que la evolución mental de las personas con déficit no acompaña el desarrollo biológico.
Lo que sucede es que, por lo general, nos encontramos frente a una persona de 18 años, que realmente desde lo físico parece “normal”, pero que desde lo mental tiene una edad de 3, 6, o menos años.
De ahí la importancia de conocer el proceso de sexuación para poder comprender estos comportamientos, ya que será muy difícil de comprender el comportamiento sexual de las personas con déficit si lo hacemos desde la mente del adulto normal.
Enfocar, encausar, orientar la sexualidad de los hijos, ¿es posible si hay déficit intelectual?
Debemos tener como objetivo buscar enseñarles a cuidar su cuerpo, que sepan qué pasa con su cuerpo, que en la medida de sus posibilidades comprendan sus cambios corporales, cómo manifestar su sexualidad de una manera socialmente aceptada teniendo en cuenta las conductas privadas diferenciadas de las públicas, percibir e interpretar estímulos, desgenitalizar la relación sexual y, por sobre todo, ganar autoestima.
Son pocos los padres que hablan de sexualidad con sus hijos sanos. ¿Por qué hacerlo con los hijos con déficit? Porque están más expuestos a sufrir abusos, son más vulnerables a las emociones, a los gestos.
La sexualidad no está limitada a un intercambio físico con otro u otros, sino a un encuentro emocional que permite la integración personal.
El derecho a informarnos sobre la sexualidad, reflexionar acerca de ella y explorar nuestras posibilidades, debe ser ejercido y facilitado por la comunidad a lo largo de todo el proceso de crecimiento, desde la infancia hasta la adultez mayor.
Cuando un bebé nace con algún tipo de patología, desde un primer momento tendemos a que lleven una vida “normalizada”. Con diferentes programas de estimulación y tratamientos terapéuticos se busca su independencia. Que puedan alcanzar autoasistirse en su higiene, en su alimentación, en sus juegos, etc.
Se hace lo posible por escolarizarlo, integrarlo…, y a la hora de su maduración sexual comienzan los miedos y las dudas de que puedan expresar sus necesidades románticas y sexuales.
La educación sexual ayuda a “orientar, enfocar, encausar la sexualidad de los hijos”. No hace falta ser un profesional de la materia para hablar sobre sexualidad con los hijos, pero sí se debe estar preparado para responder cuando surjan las primeras preguntas. Debemos aprovechar el momento para poder informar y saber que desde pequeños han recibido información a través de la observación de nuestras conductas.
Las demostraciones afectivas de los padres entre sí cuando el niño es pequeño, refuerzan la idea de que ser cariñoso, brindar un abrazo, es una conducta sana, normal y aceptada. Nuestras reacciones ante las escenas sexuales que emiten en la televisión, inciden en la educación sexual.
También vivirán los efectos de la aprobación o desaprobación de sus conductas, del cumplimiento o no de normas sociales durante su infancia y posteriormente en la adolescencia, y se reflejará en su comportamiento sexual.
Cuando aparecen las preguntas y los adultos no sabemos qué responder, o manifestamos enojo o nerviosismo, o sencillamente no contestamos y evitamos la respuesta, inhibimos la posibilidad de nuevas preguntas.
Hay chicos que no preguntan, pero demuestran sus inquietudes de distintas maneras. Algunas conductas que refieren docentes de educación especial que observan en las aulas:
- Sentarse en el regazo y apoyar la cabeza en el pecho de la docente, acariciar los pechos.
- Acariciar y acomodar la cabellera de las chicas; si el cabello está atado soltarlo.
- Meter la mano en el interior de los pantalones y tocar los genitales, sin masturbarse.
- Acostarse en el suelo y frotar los genitales.
- Mirar en las revistas personas en ropa interior.
- Masturbarse en público.
- Desnudarse en público sin ningún signo de “vergüenza”.
- Dar besos y abrazos de manera intempestiva.
En casa también se observan dichas conductas y otras como:
- Descubrirlo espiando a hermanos, primos o a los propios padres desnudos mientras se asean o se visten en el baño.
Estas también son maneras de preguntar y está en los padres, docentes y profesionales la capacidad de responder a esas conductas.
Para poder responder mejor, es importante capacitarnos, informarnos y nos comunicaremos mejor si tenemos en cuenta lo siguiente:
- Hablarles claramente desde chicos.
- Respetar a cada uno de los miembros del hogar.
- No presionarlos a que cuenten todo.
- No desestimar ninguna pregunta o duda, por simple o “tonta” que pueda parecer.
- Limitarse a contestar sus preguntas.
- No dejar “para después” una charla para tratar temas importantes.
- Tener presente que las actitudes diarias también comunican.
- Enseñar con el ejemplo.
- Respetar su intimidad.
- Orientar sobre cambios (físicos y mentales) que experimentan durante la pubertad, para evitar temores; por ejemplo, en la mujer es fundamental conocer los signos y manifestaciones de la menstruación.
- Discriminar las valoraciones morales de la información científica.
- Apuntar a la reflexión.
- Evitar dar largos sermones.
- Recurrir a las anécdotas personales.
- Prevenir sobre los inconvenientes del embarazo prematuro e infecciones de transmisión sexual.
- Evitar las mentiras, ya que cortan la comunicación y además la confianza.
- Mostrar una actitud positiva es más importante que tener respuestas a todas las preguntas.
- No se trata sólo de transmitir conocimientos, sino más bien de orientar e inculcar un modelo de conducta sexual responsable.
- Tratar en la medida de lo posible acordar entre los padres los temas a abordar. Si bien la relación de los padres hacia los hijos suele ser diferente, es mejor que ellos los vean unidos.
- En el caso de familias no tradicionales, debemos saber que afecto, cariño, atención y protección son claves comunes a cualquier estilo de familia y es lo que se necesita por encima de todo, independientemente del tipo de familia en la que se es criado y educado.
Es importante facilitar el acceso a conocimientos referidos a la sexualidad como derecho natural de toda persona, con o sin discapacidad, para poder elegir en la medida de lo posible opciones sexuales, tomar decisiones propias con responsabilidad y comprendiendo su sexualidad y lo que es más importante: pudiendo expresar sus sentimientos y emociones sin temores.
María Marta
Castro Martín*
* La profesora María Marta Castro Martín es educadora
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